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La salud es uno de los principales temas de la sociedad actual y una de las principales problemáticas de la ciudadanía. Es una necesidad universal, común a todas las personas, un bien común que debe ser protegido y garantizado a todas las personas sin discriminación alguna. Por eso la salud y los derechos humanos están unidos. Los derechos humanos son un conjunto de valores (respeto, libertad, dignidad, responsabilidad), principios (universalidad, igualdad y no discriminación, interdependencia e indivisibilidad) y normas (tratados, declaraciones, convenciones) que regulan la vida de las personas en sociedad.
La protección de la salud es uno de los derechos fundamentales de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948. El estado del bienestar, allí donde existe, ha ido construyendo unos sistemas sanitarios que procuran el acceso y el tratamiento igual para toda la ciudadanía. Uno de los grandes principios de la bioética es el de justicia. Pero si es cierto que los otros principios -no maleficencia, beneficencia y autonomía- han sido ampliamente estudiados e interpretados, el principio de justicia tiene un desarrollo insatisfactorio.
Parece verosímil pensar que una de las maneras adecuadas para medir la situación de los derechos humanos en cualquier contexto, consiste en constatar cuál es su situación en relación con la salud. El derecho a la salud se sitúa dentro de un conjunto de derechos que se han venido llamando de segunda generación y que se refieren a los de carácter económico, social y cultural. La peculiaridad de que los acompaña, es la de que su puesta en práctica, a diferencia de los derechos civiles y políticos, requiere la disponibilidad de fondos dinerarios.
Cuando se habla de realización de los derechos humanos en un contexto como el colombiano se piensa claramente en una agenda pendiente, y seguramente ello es así al menos en un buen número de países del denominado mundo en desarrollo o del sur. Y es solo verlo en la vida cotidiana, donde existe una magra cultura de la actuación ética, que incorpore derechos/responsabilidades/deberes, y una tensión siempre presente entre los intereses del bien común y los del provecho personal, en desmedro de las demás personas o grupos.
COVID-19: a guide to good practice on keeping people well informed
G. del Pozo, J. ¿Cómo sería una respuesta comunitaria al coronavirus?
How the COVID-19 Lockdown Affected Gender Inequality in Paid and Unpaid Work in Spain
Padilla J. ¿A quién vamos a dejar morir? Madrid: Capitán Swing; 2019. 176 p.
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Organización Mundial de la Salud: brote de enfermedad por coronavirus
IUPHE. COVID-19. Where to find quality information
Webinar: Transformaciones post confinamiento. ¿Y ahora qué (español)
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A finales de 2019, cuando el comité editorial de este boletín se reunió para decidir las temáticas que se tratarían en los números que se publicarían en el 2020, nadie imaginaba que un tsunami llamado COVID-19 provocaría un cambio de enfoque y temática en todas las publicaciones.
Os recomencamos el vídeo del Webinar "Transformaciones postconfinamiento. ¿Y ahora qué?"
La pandemia y el confinamiento ha supuesto que ha parado el mundo productivo y que el protagonista principal ha sido el mundo reproductivo, es decir, el mundo de los cuidados.
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La crisis originada por la pandemia del COVID19 tendrá importantes repercusiones sobre las desigualdades económicas y sociales. A diferencia de las recesiones anteriores, esta crisis de origen sanitario, ha sido especialmente severa con las oportunidades laborales de las mujeres.
La sociedad se adapta a los cambios. La pandemia mundial que nos ha arrebatado vidas humanas, alterado previsiones económicas e incluso un decaimiento general como sociedad, también nos ha abierto los ojos a acelerar unos cambios en la forma de organizar el trabajo y mejorar la gestión de nuestros tiempos. La aceleración de un cambio cultural que proviene de unas jornadas presenciales interminables y horarios muy rígidos y que transita hacia una nueva cultura basada más en la flexibilidad, la confianza, la digitalización y la mejor conciliación en relación a los diferentes usos del tiempo.
La pandemia de COVID-19 ha pasado por nuestros sistemas sanitarios arrasando la confianza que teníamos en los sistemas de información, en los mecanismos de vigilancia epidemiológica y en la capacidad de la sanidad para absorber un fuerte incremento de la demanda en un corto periodo de tiempo.